En el mundo de la "democracia" se siente el miedo. El clamor fue silenciado y, por enésima vez, se han puesto a la vista de todos los designios de barbarie que reclaman esfuerzos mayores y no reciben nada. Honduras ha sido campo de una batalla que sólo ha sido pagada por su pueblo. Reconocer o no a Zelaya o a Lobo es tarea de tiempo, de análisis. Lo que no admite tiempo alguno es mantener la cordura y luchar por nuestras democracias, por nuestra libertad.
miércoles, 27 de enero de 2010
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